Natalia (Najwa Nimri) es una mujer afortunada que está embarazada de su primer hijo. Elena (Ingrid Rubio) es la hermana de Natalia, quien a pesar de múltiples tentativas no logra concebir una criatura, su mayor ilusión. El shock por los constantes intentos fallidos trastornan la mente desesperada de Elena, que no dudará en utilizar cualquier medio para tener un niño, cruzando el límite de la razón.
NOTAS DEL DIRECTOR
(Extraídas del dossier de prensa)
EL ENCARGO
Me ofrece Pau Calpe un guión.
Me plantea dirigir la película.
Me convence su pasión por el cine.
Y es que, básicamente, me entiendo con cinéfilos. Porque antes que cineasta soy espectador. Mejor la butaca de cine que la silla con tu nombre en el respaldo. Como decía Borges: «Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído».
Es muy generalizada la tendencia europea a despreciar el encargo. Pero yo me alegro de haberlo hecho. He aprendido que las diferencias entre un proyecto personal y un encargo no existen si lo asumes con la misma intensidad.
A fin de cuentas, el encargo siempre es una pieza personal, es tu versión, y otro lo haría diferente. Ahí está Repulsión, hermana mayor de Trastorno en muchos aspectos. El mejor Polanski resulta ser un encargo. Un canje para poder hacer Cul-de-sac.
Pau ha sabido dejarme espacio. ¡Y tanto! ¡3.000 m2 de casa!
Me dijo: hazlo tuyo. Y eso es lo que he hecho. Un poco más Baby Jane. Un poco más Repulsión. Un poco más Cría Cuervos. A cambio, siempre he sido consecuente con la naturaleza del proyecto. ¡Y qué difícil es ser fiel a un género! Hay que estudiar sus fronteras, conocer sus gentes, entender la razón de nuestras preferencias... Ser muy espectador.
Acertar en un encargo es doblemente satisfactorio: te gusta a ti y le gusta a quien te lo pidió. Al menos ya hay dos opiniones favorables, que con los tiempos que corren... ya es casi un taquillazo.
EL ENEMIGO EN CASA
Trastorno es la historia del trágico reencuentro de dos hermanas muy unidas en la infancia. Una historia sobre los celos. Sobre la maternidad. Y la sangre.
Básicamente es una película de suspense, de terror por momentos, que entra a formar parte del selecto club “enemigo en casa”, inaugurado por Hitchcock con Extraños en un tren. ¿Qué fue de Baby Jane? añadió el lazo familiar a la fórmula, convirtiendo a las antagonistas en hermanas, encerradas desde el principio. Atracción Fatal se centró en los peligros del sexo fácil; Mujer blanca soltera busca en la crisis de identidad; La mano que mece la cuna en la envidia y la venganza.
Todo parejas. Buenos y malos. Y curiosamente preferimos a los malos. Son destructores, pero activos. Apasionados con sus causas. A Glenn Close ya no hay quien la arranque de Atracción Fatal. A veces parece toda su filmografía. Y sería suficiente, porque nunca un personaje suyo tuvo tanta fuerza, sufrió tanto y nos dejó tan helados. Esa es la clave: definir bien al malo, humanizarlo. Que se parezca a un vecino, a un amigo, o a nuestra propia hermana. Y luego convertirlo en objeto de horror.
EL ESPACIO
La localización es tan importante que, en base a ella, suelo alterar el guión para aprovechar las particularidades del espacio. Hay que estar abierto a lo que nos brinda la realidad.
Me ha gustado explorar y explotar el espacio de Trastorno.
Quizá lo más motivador del proyecto era el encierro en una sola localización. Llevar la claustrofobia al límite reduciendo progresivamente la dimensión del lugar, hasta terminar en un pequeño baño. Agrandar el suspense y salpicarlo de momentos inesperados. Los thrillers son como una partida de ajedrez: pura estrategia en la colocación de las fichas. Debemos anticiparnos al final pero disfrutar de los sorprendentes quiebros del juego.
Trastorno es un viaje de la luz a la oscuridad, de lo externo a lo interno. Un cuento de gentes agradables en un entorno magnífico que se va distorsionando a la par que Elena. Exteriores luminosos que dan paso a habitaciones con persianas bajadas, puertas entornadas...
Y el eco de la canción ¿Por qué te vas?, cantada por Jeanette, recorriendo el lugar, susurrando silenciosa lo que sólo las hermanas saben. Su canción del pasado, rítmica, evocadora, de triste desamor, que se convertirá, tras la violencia, en una canción de horror y muerte. En un canto de sirena.
Me ha gustado imaginar a Ingrid y a Najwa como a las niñas de Cría Cuervos treinta años después. Es muy posible que esto sea lo que fue de ellas, con permiso de Saura-Querejeta.